Si has tenido la suerte de pasar unos días en los campos o pueblos de Antioquia en compañía de campesinos nobles y sencillos, recordaras de las rústicas salidas que mas que chistes son historias que hicieron carrera a través de los tiempos. No busques acá el chiste nuevo, el no contado... No..Esta es una pequeña colección de chistes folclóricos, tradicionales, facetas espontáneas nacidas del alma de nuestro pueblo... Ahí van, tengansen finos pues!

La vaca de doña Alicia Arango ensució la acera al salir del ordeño. Y un policía viendo que pasaban las horas y la acera no se limpiaba, tocó la puerta y cuando la señora salió, le dijo:

- Doña Alicia: Si no limpia la acera, voy a darle parte al señor alcalde.

- Bien pueda désela toda, mijo y si quiere venga mañana por mas. -Y se entró.

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Llegó un domingo en la mañana un campesino a un almacén del parque y preguntó por calzoncillos de teflón. El dependiente lo mira y sonriendo le explica que solo hay de algodón, que el teflón es algo que le ponen a los sartenes para que los huevos no se peguen.
- De .. de esos... precisamente !!

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-Que se necesita para ir de aquí a Medellín? - preguntaba un forastero en Yarumal cuando no había carreteras. Y la respuesta fue rápida:

- Una mula y dos traseros!!

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Llegó una señora muy gorda al almacén de don Miguel a preguntar por bacinillas, el empleado le muestra una grande. La señora la mira detenidamente y pregunta:

-No tiene más grande? Es que está muy chiquita.

-Chiquita?...- Respondió don Miguel - Si me la llena de una sentada, se la regalo!

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Un paisa para exagerar lo pequeña de una finca, decía:
... Con decile que me orino en la mita y salpico los cuatro alambraos!

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Había en Yarumal un boticario que tenía muy mal genio. Cuentan que un día llegó un viejo a preguntar por un remedio.
- No hay... - contestó el boticario.

En esas el viejo se tira un pedo. Y fue a salir. Pero el boticario le echó mano de la ruana y le dijo:

- Venga acá vergajo que uste también lo tiene que gueler!

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Curioso decreto de uno de los primeros alcaldes de Yarumal, expedido en tiempos de cuaresma, manuscrito encontrado ya raído en manos de un coleccionista particular.


"El alcalde de Yarumal, en uso de sus facultades legales, decreta:

1o.- Prohibido tomar trago en semana Santa. Al que sea píllao amanecerá en la cárcel y pa mas verriondera no se le dejará entrar la ruana pa que aguante frío y de pica dormirá en el suelo.

2o.- Queda terminantemente prohibido pellizcar a las muchachas en la procesión,
tampoco se podrá llevar a la novia de gancho ni cogersen las manos con disimulo.

3o.- Autorícese al padre Arroyave pa que apunte a todo el que no de limosna, a esos perecidos se les impondrá tres horas de trabajo.

4o.- Por falta de presupuesto, los vergajos que entren a partir de hoy a la guandoca, el desayuno será sin arepa. Publíquese y cúmplase."

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Un mister que vino hace muchos años a estas montañas de Antioquia y que recorrió a lomo de mula buena parte del departamento, decía:
- Oh, los apellidos mas comunes en Antióquia ser Jaramillo y Estanquillo.

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Una señora le mandó decir al padre Castrillón que si le podía prestar un librito, como una vida de santos o algo así, para leer en los raticos que le quedaban.
- Vea mijo - contesto el cura -. Dígale a su mamá que yo no presto libros, porque no me los devuelven, pero que cuando quiera leer que bien pueda venir aquí.

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Pasó el tiempo. Un día el obispo de Santa Rosa anunció visita y el cura andaba a las carreras de arreglar todo. Y le mandó razón a la señora, que le prestara la escoba.

- Vea mijita: dígale al padre que yo no presto las escobas porque no me las devuelven; pero que cuando quiera barrer, que bien pueda venir aquí.

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Llegó un tipo muy cacheti-hundido a hacerse afeitar a la peluquería
del don Roberto Zuluaga. El peluquero lo sentó en la silla, le puso la sábana y le entregó un ojo de venado para que se lo metiera en la boca, para poderlo afeitar.
Ya estaba afeitado un lado y entonces el barbero le dijo que se pasara el ojo de venado para el otro lado.
De repente el tipo abre tamaños ojos.

- Que la pasó, hombre! - Preguntó sorprendido el peluquero

- Me tragué la pepa! Se me fue!

- Eso no vale la pena hombre. Muchos se la han tragado y al otro día me la traen...otro día me la trae...

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Se realiza un concurso para ver quién aguanta más latigazos. Se presentan candidatos un norteamericano, un africano, y un paisa.
Primero pasa el norteamericano, de dos metros de altura y con una presencia física imponente. Le arrancan la camiseta, y le empiezan a dar candela. Pasada media hora, el norteamericano dice: - No more, no more (no más, no más).
Y la afición norteamericana aplaude gritando "¡USA! ¡USA! ¡USA!" (pronúnciese iu-es-ey, iu-es-ey, iu-es-ey).

Llega el africano, una mole de músculo, macizo como una roca, le arrancan la camiseta, y le empiezan a dar más latigazos que a Kunta Kinte. A la hora y media, el africano dice: - NÆgambo, nÆgambo (no más, no más).
Y la afición africana comienza a gritar: "¡BLACK POWER! ¡BLACK POWER! ¡FREE AFRIKA! ¡FREE AFRIKA!"

Sube el paisa al estrado, delgado, casi anémico, pequeño, escuchimizado. Le arrancan la camiseta, y le empiezan a dar más latigazos que a un esclavo egipcio. Pasa una hora, dos horas... a la décima hora, el hombre del látigo dice:
- Es el ganador,... ya no puedo más.

La afición paisa se alborota, y empieza a gritar: "¡ALABÍO, ALABÁO, A LA BIM, BOM, BAO, EL MUDO, EL MUDO, RA-RA-RAAAAAA!